Santiago, Chile.
La reciente propuesta de adelantar el horario de cierre de los centros comerciales, conocida coloquialmente como “mall”, ha generado un intenso debate entre distintos sectores de la sociedad. Mientras algunos argumentan que esta medida podría mejorar la calidad de vida de los trabajadores, los expertos y actores del sector advierten de graves consecuencias económicas, sociales y laborales.
Chile cuenta con más de 100 centros comerciales a lo largo del país, que emplean directamente a cerca de 300.000 personas, además de generar miles de empleos indirectos en sectores como la logística y el transporte. Según la Cámara Nacional de Comercio (CNC), reducir las horas de operación podría traducirse en pérdidas económicas significativas, afectando tanto a las grandes cadenas como a los pequeños emprendedores que dependen del flujo de clientes en horarios vespertinos.
“El horario nocturno es clave para las ventas, especialmente durante los días de semana, cuando la mayoría de los chilenos realiza sus compras después de la jornada laboral. Adelantar el cierre podría significar una disminución del 20% en las ventas totales”, afirmó Ricardo Mena, presidente de la CNC.
Riesgo para el comercio local y los trabajadores
Los sindicatos de trabajadores también han expresado su preocupación, ya que la medida podría dar pie a despidos masivos o una reducción en las horas laborales. “No se trata solo de calidad de vida, sino de estabilidad laboral. Si las ventas bajan, somos los primeros en sentir el impacto”, señaló Carolina Sepúlveda, vocera de un sindicato de trabajadores del retail.
Además, algunos pequeños comerciantes temen no poder competir con las tiendas en línea, que operan las 24 horas. “Nosotros vivimos del cliente que viene después de las siete u ocho de la noche. Sin ese horario, es muy probable que muchos tengamos que cerrar definitivamente”, advirtió María Pinto, dueña de una tienda en un mall de Santiago.
Impacto en el consumidor y la vida urbana
Desde la perspectiva del consumidor, los horarios extendidos permiten compatibilizar la vida laboral con actividades de ocio y compras. Para quienes trabajan largas jornadas, estos espacios se han convertido en un punto de encuentro y esparcimiento en las ciudades.
“Reducir las horas de funcionamiento puede impactar no solo en la economía, sino también en la vida cotidiana de las personas. Los centros comerciales son, para muchos, un lugar seguro para socializar, cenar o simplemente pasear en familia”, comentó Rodrigo Valdés, sociólogo de la Universidad de Chile.
Un llamado a un debate más amplio
Si bien la intención de mejorar la calidad de vida de los trabajadores es destacable, los expertos llaman a un análisis más profundo que considere el impacto económico y social de esta medida. “Debemos buscar un equilibrio entre las condiciones laborales y la sostenibilidad del sector. Quizás una mejor regulación interna o turnos rotativos sean una solución más viable”, concluyó Valdés.
Con las festividades de fin de año a la vuelta de la esquina, la implementación de este cambio podría ser un duro golpe para el comercio nacional. Por ahora, el debate continúa, y los distintos sectores esperan que las autoridades encuentren una solución que beneficie a todos los actores involucrados.